"Estimado Senador Eduardo Suplicy:
En primer lugar le pido disculpas en la demora por responder a sus mensajes, pero hemos vivido un par de semanas muy difíciles en Cuba. Especialmente durante la visita de Benedicto XVI una buena parte de las comunicaciones vía telefonía fija y telefonía móvil fueron cortadas. También el acceso a internet se vio seriamente lastimado. De manera que sólo hoy he podido leer vuestros mensajes y los de Dado Galvao y enviarles esta pequeña contesta.
Casualmente el próximo lunes 9 de abril mi blog Generación Y cumple 5 años de creado. Un lustro que ha cambiado mi vida y durante el cual he tenido que aprender a convivir con el aplauso y con el insulto. Ha sido un camino transitado con muchos logros personales y profesionales, pero que también ha tenido un costo muy alto en ataques, injurias, mentiras sobre mi persona y una larga cadena de represión de todo tipo. Nunca me he acostumbrado a las mentiras que se dicen sobre mí, porque nadie se puede acostumbrar a las vejaciones que sobre un individuo lanza un estado que tiene el monopolio de la información. Sin embargo, no he dejado que esos ataques me detengan. He tomado como política de vida no responder a los insultos que se me lanzan, porque de lo contrario estaría todo el día dedicada a rebatir esas injurias. Por otro lado considero que mi trabajo en el blog y en las columnas periodísticas que escribo son la mejor forma de enfrentar las falsedades. Nunca he usado la violencia verbal, cualquier que me lea sabe que soy una persona profundamente preocupada por el destino de mi país, he ayudado a innumerables compatriotas a encontrar en la tecnología un aliado cívico, jamás he denigrado con palabras soeces o irrespetuosas a nadie.
En respuesta a mi postura moderada, patriótica y ciudadana, el gobierno de mi país me impide salir de las fronteras nacionales y mi rostro ha salido en la televisión nacional rodeado de los peores calificativos sin darme siquiera derecho a réplica. He sido víctima de detenciones, dos secuestros, golpes y amenazas. Mis amigos y mi familia también han tenido que cargar con parte de las represalias que he sufrido por el simple “delito” de poner por escrito lo que opino sobre la situación en mi país. No voy a desgastarme en responder y salirle al paso a cada persona que escriba un líbelo en mi contra, porque eso me dejaría sin fuerzas y sin tiempo para hacer lo que creo es mi deber: narrar la Cuba profunda, la Cuba censurada y silenciada por esa misma propaganda oficial. Si alguien quiere saber mis argumentos contra todos esos ataques, entonces que me de la posibilidad de en igualdad de condiciones mostrárselos. O sea, si me insultan en Brasil algunos sectores ¿por qué entonces no me dejan viajar a Brasil ni a ningún otro lugar para que de mi propia voz la gente pueda conocer la versión de los hechos? ¿No le parece a usted que resulta bastante contradictorio es larga relación de “delitos” que se me imputan en las calumnias oficiales y que yo todavía siga caminando por las calles de mi ciudad? ¿Si soy tan peligrosa y “criminal” por qué no me encierran?
El día en que me den derecho a un micrófono, de “tú a tú” con los que me atacan, entonces desarrollaré todas esas reflexiones y explicaciones que desmontan la mentira. Mientras tanto, mi mejor forma de exorcizar los demonios de la estigmatización es trabajar, trabajar, trabajar; informar, informar, informar.
Le agradezco todo lo que está haciendo por mí. Aquí tiene a una persona que admira su integridad y su tenacidad.
Un abrazo
Yoani Sánchez"
En primer lugar le pido disculpas en la demora por responder a sus mensajes, pero hemos vivido un par de semanas muy difíciles en Cuba. Especialmente durante la visita de Benedicto XVI una buena parte de las comunicaciones vía telefonía fija y telefonía móvil fueron cortadas. También el acceso a internet se vio seriamente lastimado. De manera que sólo hoy he podido leer vuestros mensajes y los de Dado Galvao y enviarles esta pequeña contesta.
Casualmente el próximo lunes 9 de abril mi blog Generación Y cumple 5 años de creado. Un lustro que ha cambiado mi vida y durante el cual he tenido que aprender a convivir con el aplauso y con el insulto. Ha sido un camino transitado con muchos logros personales y profesionales, pero que también ha tenido un costo muy alto en ataques, injurias, mentiras sobre mi persona y una larga cadena de represión de todo tipo. Nunca me he acostumbrado a las mentiras que se dicen sobre mí, porque nadie se puede acostumbrar a las vejaciones que sobre un individuo lanza un estado que tiene el monopolio de la información. Sin embargo, no he dejado que esos ataques me detengan. He tomado como política de vida no responder a los insultos que se me lanzan, porque de lo contrario estaría todo el día dedicada a rebatir esas injurias. Por otro lado considero que mi trabajo en el blog y en las columnas periodísticas que escribo son la mejor forma de enfrentar las falsedades. Nunca he usado la violencia verbal, cualquier que me lea sabe que soy una persona profundamente preocupada por el destino de mi país, he ayudado a innumerables compatriotas a encontrar en la tecnología un aliado cívico, jamás he denigrado con palabras soeces o irrespetuosas a nadie.
En respuesta a mi postura moderada, patriótica y ciudadana, el gobierno de mi país me impide salir de las fronteras nacionales y mi rostro ha salido en la televisión nacional rodeado de los peores calificativos sin darme siquiera derecho a réplica. He sido víctima de detenciones, dos secuestros, golpes y amenazas. Mis amigos y mi familia también han tenido que cargar con parte de las represalias que he sufrido por el simple “delito” de poner por escrito lo que opino sobre la situación en mi país. No voy a desgastarme en responder y salirle al paso a cada persona que escriba un líbelo en mi contra, porque eso me dejaría sin fuerzas y sin tiempo para hacer lo que creo es mi deber: narrar la Cuba profunda, la Cuba censurada y silenciada por esa misma propaganda oficial. Si alguien quiere saber mis argumentos contra todos esos ataques, entonces que me de la posibilidad de en igualdad de condiciones mostrárselos. O sea, si me insultan en Brasil algunos sectores ¿por qué entonces no me dejan viajar a Brasil ni a ningún otro lugar para que de mi propia voz la gente pueda conocer la versión de los hechos? ¿No le parece a usted que resulta bastante contradictorio es larga relación de “delitos” que se me imputan en las calumnias oficiales y que yo todavía siga caminando por las calles de mi ciudad? ¿Si soy tan peligrosa y “criminal” por qué no me encierran?
El día en que me den derecho a un micrófono, de “tú a tú” con los que me atacan, entonces desarrollaré todas esas reflexiones y explicaciones que desmontan la mentira. Mientras tanto, mi mejor forma de exorcizar los demonios de la estigmatización es trabajar, trabajar, trabajar; informar, informar, informar.
Le agradezco todo lo que está haciendo por mí. Aquí tiene a una persona que admira su integridad y su tenacidad.
Un abrazo
Yoani Sánchez"